jueves, 23 de febrero de 2017

MORAÑINA, LA HERENCIA MALDITA

Tendría once o doce años la primera vez que vine aquí,
probablemente a principios de los años setenta.
En aquella época el edificio estaba entero, quizás algún trozo de techumbre rota o algún ladrillo fuera de su sitio. Desde entonces hasta hoy, Morañina se ha convertido en un montón de escombros, Morañina es solo un nombre molesto para los gobernantes que se saben con responsabilidades sobre el cuidado y la preservación del patrimonio.







Su fundación se remonta a 1400, año en que los Frailes Terceros de la Orden Franciscana lo construyeron, aprovechando este sitio donde al parecer ya existía una ermita y un pequeño poblado.
Situado a media distancia entre Bollullos y Almonte, a San Juan de Morañina le cabe el honor de haber sido el lugar donde se celebró la primera romería del Condado.




Las sucesivas desamortizaciones del siglo XIX acabaron con una parte importante de las propiedades religiosas en poder de particulares, los cuales en muchos casos no eran sabedores de la importancia de lo que tenían entre sus manos, ello trajo consigo que muchos edificios, cuadros, imágenes, libros,... acabaran perdidos, deteriorados o, en algún caso, en colecciones privadas del extranjero.
Más o menos esto es lo que ocurrió aquí también. Paradójicamente, el Convento de Morañina empezó a ser un lugar abandonado incluso antes de quedar deshabitado.
Hice estas fotos en el año 2008, cuando aún había algo que fotografíar allí. Hoy día, poco hay que recuerde por dónde iban los muros o en qué lugar estaban las chimeneas, las puertas o las ventanas. El expolio y la desidia municipal han hecho en este edificio aún más daño que el que haya podido hacer el tiempo. En los últimos años ha desaparecido el lagar, han robado las últimas rejas que quedaban y se ha desmoronado la torre, probablemente de pena. 






La leyenda cuenta que Ocasio Alonso trajo de allende los mares el zapote que hasta hace unos años guardaba la entrada sur del cenobio, el primer árbol de esa especie 
que llegaba al viejo continente. 
Ahora sólo las viejas fotografías y el recuerdo de algunos podrían ubicar con exactitud el lugar 
en el que estuvo plantado durante más de cinco siglos. 
Pronto ocurrirá lo mismo con este montón de piedras y no será fácil explicar a nuestros descendientes dónde se alzó el lugar do mora la niña, el edificio con más historia de nuestro pueblo.
MORAÑINA, LA HERENCIA MALDITA

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